viernes, 17 de julio de 2009




Todavía no voy a apretar el acelerador


“Luego de recibir tu e-mail se me

alegró la vida imagine tu rostro

y tu voz y tu sonrisa, acaricié

despacio en silencio esa pantalla fría”

(“Amor de Chat”, El Original)


Las nuevas formas de comunicación son algo que realmente me llaman la atención. Creo que nunca nuestros antepasados vieron cambiar en tan pocos años, y desarrollarse, tantas formas de comunicación que a su vez se caractericen por una mayor inmediatez y sin ninguna restricción respecto del espacio en el que uno se encuentre.

Pero no me quedaré maravillado observándolas como si fueran mariposas posando sobre los capullos de alelí y yo un paisajista que atraviesa emociones diversas ante cada revoloteo de aquellas. No, voy a deslizar una teoría altamente subjetiva y que tal vez posea grandes errores de exactitud.


El arranque por este raconto comienza por el mail. El correo electrónico se transformo en masivo hacia fines de los noventa y hoy es casi obligatorio hasta para ciertas prácticas que todos realizamos en nuestra sociedad. Según diversos análisis que establecí, el mail es utilizado en un 70% de información importante y un 30% de cosas sin ninguna trascendencia (Ej.: cadenas del tipo “van a cerrar Hotmail sino le mandas este mail a 10 personas”).

Luego llegaron los sms a nuestras vidas. Si, porque los celulares eran anteriores al mail pero los mensajitos de texto llegaron años después. Los sms ya poseen la característica de estar todo el tiempo a mano, llevamos los celulares a donde vamos y eso hace que nos tentemos a mandar un mensajito al primer minuto al pedo que tenemos. Así que los porcentajes serían: un 60% de info necesaria y un 40% de pavadas del estilo (Ej.: “Recién me cruce a un flaco que era igualito a Facundo Arana).


Entre medio de estos dos medios de comunicación apareció el Msn. Nos provee de una inmediatez vertiginosa que lleva a que las palabras interesantes que intercambiamos sean de un 50% y el otro 50% sean mensajes del tipo “Que garrón que hoy sea lunes, no?” A lo que después le seguirá una carita de tristeza.


Finalmente llegó Facebook para quedarse con nosotros. Fotos, videos, saludos, reencuentro con compañeros de la primaria, recordatorios de cumpleaños que nos ayudan a zafar de olvidos y la posibilidad de hacernos amigos hasta de un tal Marcelo Tinelli que dice ser el del famoso “Chau, chau, chauuu”. La cuestión es que Facebook poco a poco aumenta la estupidez al máximo. Para cautivarnos y no dejar que nos movamos de su web, no paran de enviarnos encuestas! Y después la gente se queja cuando la paran por la calle para hacerle una! Así que su porcentaje sería de un 30% de cosas que realmente sirven y un 70% del tipo “Te envié una galleta de la fortuna que te indica cual será tu suerte”.


En fin, esa tendencia me preocupa, tengo miedo que próximamente no podamos decir nada productivo y seamos Teletubbies andantes. En la gente que use Twitter estará la respuesta.


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