Pirata de pochoclos en microondas
“Nos condenan solo por amor,
dicen que lo nuestro es inmoral"
("Fuego y pasión, Rodrigo Bueno)
Birrita al lado, luces apagadas, silloncito y mis pies apoyados en la mesa ratona. Son tan hermosas estas películas! Arrancan sin que uno siquiera vea el menú! Son tan truchas que me dan ganas de amarlas. Y las que son verdaderamente geniales son las que tienen un menú similar al que podría hacer mi hámster después de un curso intensivo de Power Point! Esas ya de entrada generan placer estético.
Arrancó el film. La cámara se mueve, el flaco que estaba dentro del cine grabando se ve que está buscando el lugar indicado para que el brazo no se le que petrificado después de dos horas de película. Mientras tanto, ya pasaron 15 minutos. A medias logré entender de qué trata la peli.
El loquito, que vaya a saber en que cine de la galaxia está realizando esta obra de arte, consigue la posición indicada, que desgraciadamente para los espectadores es en diagonal, media inclinada hacia la derecha.
Siento que algo en la película resulta extraño. Ah! Es que está siendo filmada desde un cine ruso, así que a los actores, que son más yanquis que Rambo, los veo hablar en el idioma de Vladimir Putín. Pero está muy bien! Eso demuestra que la Guerra Fría ha quedado atrás!
La trama se vuelve intensa. El tener la visión en diagonal genera cierta tensión. Pero hay un detalle que no logro entender, los espectadores (en este caso, los rusos) se paran en medio de la película! Salen de la sala, después vuelven, veo sus siluetas deambular por el cine como si fuera plena calle Florida. Y aparte la gente tose como si tuviera gripe porcina! Me llega a tocar uno así y le sacudo todo el tacho extra grande de pochochos!
La película termina, creo que no llegué a entender ni la mitad, sospecho que era de suspenso pero juro que no me divertía tanto desde Los bañeros más locos del mundo.
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